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Las huellas del arraigo

Sociedad

- Por Jorge Aníbal Otaola (*) (#)

“Parece humo que brota de las entrañas de la tierra, pero es la helada del invierno que cubre el verde de la plaza; parece el olvido de película que quema hasta el alma, aunque sea la tórrida siesta de verano en la calle solitaria”.
Necesitaba de una introducción propia, la puesta en escena, la ambientación para desarrollar sensaciones, o sea un desafío mayor que la realidad al segundo en el fantástico mundo de las noticias.

Se corren riesgos cuando el cariño supera los estratos comunes, para muchos.

Diferentes etapas de la vida marcan sendas de relevancia que el ser humano inconcientemente, de acuerdo al resultado, pretende repetir para saciar inquietudes.

El hombre evoluciona y busca nuevos horizontes, esos que le permitirán desarrollo humano y profesional para ayudar a sus progenitores.

Cada uno tiene “su lugar en el mundo”, para crecer, progresar y disfrutar, “un lugar” que en definitiva te hace feliz..

Centenares de ciudades del interior argentino tienen un centro urbano casi calcado: plaza principal, bancos financieros en las esquinas, la iglesia en un lateral, una escuela destacada y la dependencia municipal edificada en medio de las casas de vecinos.

Podrán ser parecidas, pero cada una conserva costumbres propias.

¿Se comprende que necesito hablar de Veinticinco de Mayo (25 de Mayo)?. Busco un sí como respuesta contundente.

# Amor incondicional

La profesión deseada de periodista me guardó innumerables gratos momentos, por lejos muchos más que los olvidables.

Sobran simples ejemplos para compartir y reforzar la idea de identidad que uno defiende.

Tarde japonesa en Tokio, un corresponsal me recibe diciendo … “señores, llega el veinticinqueño”, o como esa mañana en la estadounidense Nueva York cuando un compañero me sorprende con el regalo de un licor etiquetado con mi apellido, para disfrutarlo en “tu 25 de Mayo”.

Estas bienvenidas son inolvidables, las considero parte de una norma forjada y pregonada en el tiempo.

Nuestro terruño bonaerense puede recibir objetivamente decenas de críticas por falencias privadas y/o inoperancia pública, pero es inobjetable lo que se siente por el lugar.

Ni mejor ni peor que otros lugares, simplemente único por lo vivido en la niñez y la adolescencia.

El saludo callejero, el valor como persona independientemente de los hechos, el roce social, el caminar lento y la mirada cómplice con ese pasado que se transforma en el inevitable futuro.

¿Debemos irnos de la ciudad para darnos cuenta de muchas sensaciones indescriptibles?. Pareciera que así es, hablando en potencial, porque es imposible tener la verdad absoluta en la materia.

La lágrima baja cuando a la distancia vemos una foto del lugar, la impotencia crece cuando cancelamos ese viaje previsto de antemano para juntarnos con los nuestros, y el corazón late mucho más cuando un relato nos aproxima a ese ayer.

# Imaginación superada

No es ni un “Principado” como me gusta distinguirlo, ni existe dote de “embajador”, pero para muchos de nosotros 25 de Mayo tiene aristas inexplicables de sentimientos arraigados.

El sosiego de voluntades entra por momentos en un frenesí, lo que para algunos hasta puede resultar un posicionamiento burdo y solapado. Como defensor de la responsabilidad en la libertad de expresión, se aceptan las reglas de juego.

Despojado de rencores sin perder la memoria, un pasado alejado aunque agradecido por tantos maestros, con esa oxigenación de frescura ante ciertas decadencias. Sobra optimismo, pero golpea la realidad.

Desde lo económico hay un paralelismo inexorable con la oscilante realidad del país, desde lo social se amplían brechas en sintonía con decisiones políticas, en lo sentimental se aferran cimientos preparados para huracanes.

Los flujos que provoca el “querido25 de Mayo son hasta difíciles de explicar, por eso uno pretende que desde la simpleza de un artículo de opinión se logren entender ciertas conductas, no para masificar identidades sino para prolongar la idiosincrasia generacional.

Son los presentes de la ausencia física, son las huellas del arraigo.

(*) Periodista corresponsal de la agencia Reuters, docente universitario e hijo adoptivo de 25 de Mayo.
(#) Nota escrita como colaboración para la revista 'Panarama' (nov.2009) del diario "La Mañana".