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Dos meses

Justicia / Sociedad

Por Micaela Recalt (*)

A dos meses de la partida de mi hermano Martín Recalt, quiero seguir pidiendo justicia como todos los días cuando despierto.

Él fue atropellado en diagonal 79 y 4, ciudad de La Plata, el 22 de septiembre pasado por César Marcelo Ibañez quien iba conduciendo en condiciones que “supuestamente” están prohibidas. Digo “supuestamente” porque hoy sigue libre con su carnet de conducir como si nada hubiera pasado.

Martín (foto familiar)
A este señor quiero dirigirme mediante este medio y decirle que no sólo mató a mi hermano, sino que también dejó sin luz a mi casa, porque mi hermano era eso, la luz que tenía mi familia; y él sin explicación ni perdón se metió en nuestras vidas y las arruinó.

Decirle, que ojalá tenga la fuerza y el coraje que tuve que tener yo ese 22 de septiembre, al ser la primera de la familia en saber que mi hermano estaba muerto; tener que aguantar todo el tramo de 25 de Mayo a La Plata con esa noticia sin poder llorar, gritar, sin poder pedir explicación por miedo que a mis papás les pasara algo en ese maldito viaje.

Llegar de una vez y saber que lo que se venía era peor todavía, que le den la noticia a mis papás, mirarlos y no poder decirles nada, abrazarlos y sólo escuchar que mi papá decía lo buena persona que era mi hermano y ver que mi mamá no tenia reacción de nada.

Espero que tenga toda la fuerza que yo tuve para que el día que se encuentre con Martín lo pueda mirar y pedirle perdón por quitarle la vida así, de la forma que lo hizo.

Si es que tiene algo de persona todavía, tengo 21 años y no puedo entender cómo una persona de su edad anda a las 10:30 de la mañana de “fiesta”, será que toda mi vida vi y sigo viendo a mi papá trabajando, un domingo, y pensando en ir a comprar el almuerzo para su familia.

Sé que tiene una hija de mi edad y me pregunto si todavía lo puede mirar a la cara, como a esos dos “amigos” suyos que estuvieron en el accidente y se escaparon como ratas. Siento vergüenza ajena por sus familias y con todo esto veo la clase de personas que son.

Pero le aseguro que no voy a parar ni a bajar los brazos hasta que se haga justicia por mi hermano, después de todo es el ejemplo que me queda de él, jamás bajar los brazos.

Ojala piense todos los días lo que nos hizo, como mis ‘viejos’ (padres), mis 2 hermanas y yo. No damos un paso de nuestras vidas sin pensar en Martín, que a partir de ese día tuvimos que empezar a vivir de nuevo.

Pido justicia por Martín Recalt y por nosotros 5 que quedamos acá.

(*) Carta remitida a "Diálogos" en calidad de hermana del recordado y querido Martín.

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