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Absurdo

Justicia

(## NdeR: esta carta fue remitida por la familia Solla a “Diálogos” para su publicación como memoria a un ser querido. La redacción está confeccionada de manera individual y/o grupal, de ahí que varíen los pronombres personales)

Hace dos años, el 14 de noviembre de 2014 en la ciudad de 25 de Mayo (provincia de Buenos Aires), Martín Solla fue atacado por la espalda, por el terrible asesino que lleva por nombre Luciano Bazterra.

Martín murió tres días después del ataque a sus 39 años.

Martín Solla y el recuerdo de su familia
Todo empezó por un pleito laboral, que tenía principio de tratamiento judicial, pero por lo general, en las personas violentas los tiempos burocráticos agudizan las patologías agresivas.

Después de muchos episodios de violencia como instigación, amenazas, rotura de bienes muebles e inmuebles que el asesino ocasionó y las cuales Martín denuncio en tiempo y forma.

Pero igual nada funcionó, se minimizaron las consecuencias, ningún organismo previo de la justicia actuó correctamente y este episodio terminó de la peor manera, con la muerte absurda de Martin.

Este acto brutal de violencia le ocasionó muerte cerebral ya que el asesino lo golpeo con un objeto contundente y gran saña en su cabeza, por la espalda, tomándolo por sorpresa, un acto ferozmente violento y cobarde. Martín jamás pudo defenderse.

Ni los médicos, ni los rezos, ni las súplicas, pudieron salvarle su valiosa vida y finalmente murió.

Cada año escribimos para pedir justicia por Martín, pero hoy queremos pedir justicia también por nosotros, por todos los que queríamos y amábamos a Martín.

- Seguimos

Seguimos vivos con una vida totalmente violentada, destruida por esta manera perversa que tuvo el asesino de actuar, decidiendo arruinar muchas existencias.

Este acto terrible de violencia terminó con la vida de Martín y la violencia se ha multiplicado en nuestras vidas, la violencia existe en el llanto desgarrador de su madre, en las pesadillas que sufrimos, en lo violento que es visitar a los fiscales y recordar cada vez lo sucedido, trayendo el recuerdo vivo de aquellos días que jamás podremos olvidar.

Violento es ver las sillas vacías en las fechas importantes, en la violencia del grito que produce la eterna pregunta: ¿por qué?, ¿por qué?.

Lo violento que es llegar a su morada, acariciar un mármol helado y dejar una flor que se marchita como nuestros sueños frustrados.

La violencia se transforma en un puntazo, otro golpe mortal, sin muerte, en cada uno de todos de los que quedamos vivos, pero sin Martín.

Todo es muy violento, este dolor, la injusticia, la impotencia, nuestra vida nunca será lo que soñamos, ni la de Martín que quedo inconclusa, ni la nuestra que quedo tremendamente violentada, para siempre.

Personalmente vi a Martín por última vez dos días antes del ataque, recuerdo cada palabra que él me dijo y si cierro los ojos todavía escucho las carcajadas de aquel día, tenía tantas ganas de vivir, tantos planes que cumplir, charlamos de tantas cosas posibles que se volvieron imposibles definitivamente.

Jamás pensé que ese sería nuestro último café y que algo terrible podría pasarle, si solo lo hubiese sospechado nunca habría soltado su mano.

Estoy segura que todos lo que queríamos a Martín vivimos recordando todo lo bueno que nos dejó a cada uno nosotros y así poder seguir honestamente, dignamente y vivir de los buenos recuerdos y hacerle frente a la violencia encarnizada que dejó el horror de su partida.

Martín era un ser solidario, feliz, honesto, dedicado, profesional y miles de calificativos excepcionales. Él nada tenía que ver con la violencia.

- Pedimos

Por eso pedimos, rogamos y exigimos justicia, primero y antes que nada por Martín, justicia por nosotros y por ustedes que están leyendo, que nunca ese asesino vuelva a violentar una vida, nunca más.

Pedir y exigir justicia es lo único que podemos hacer hoy por Martín, él no pudo defenderse del ataque y no puede hacerlo ahora.

Un asesino que mató con tanta crueldad no puede caminar libremente por las calles, porque terminó con una vida, arruinó muchas existencias y podría seguir ocasionando muchísimo daño.

Es muy difícil entender lo que se sufre con un hecho tan aberrante, solo los que atravesamos estas situaciones comprendemos este dolor y esta violencia.

Jamás pensamos estar atravesando esta terrible realidad, pero podemos decir que nadie está exento, porque Martín vivía una vida tranquila y feliz como la de cualquiera, y sin embargo la violencia llego de golpe arrancándole la vida, rompiendo todo sus sueños y los nuestros también, dejándonos una vida impensada y dolorosa.

Por eso hay que prestar más atención en los episodios de violencia por mínimos que parezcan, pueden ser terribles e irremediables, Martín fue una víctima, nosotros también lo somos, cualquiera puede serlo.

Por el derecho a la victima que ya no tiene voz y por nosotros que sufriremos un dolor inexplicable y eterno en nuestra alma, pedimos condena máxima y ejemplar para el asesino.

Agradecemos una vez más la demostración de amor hacia Martín y hacia la familia Solla, eso es lo que nos da fortaleza y ayuda a mitigar el dolor, ese terrible dolor violento que envejecerá con nosotros.

Atte.,
familia Solla