Deportes / Opinión
Los 21K Buenos Aires se ha convertido una de las citas más importantes del atletismo en Argentina, por el impacto en los medios, el apoyo publicitario y la estructura de marketing que se monta en su alrededor. |
| Castro hace pública su molestia (foto FB) |
Pero pese a todo el mega despliegue, se cometen injusticias absurdas.
Esta edición 2015 tuvo al veinticinqueño Fernando Castro como el mejor en la especialidad de ‘silla de rueda’, logrando tal objetivo en base al esfuerzo, sacrificio, entrenamiento y apoyo comunitario.
Cruzar la meta en ese primer lugar le trajo una medalla, pero fundamentalmente el respaldo para seguir en búsqueda de otros próximos objetivos, tras superar problemas de salud el año pasado.
Como con todo triunfo, uno de los momentos más deseados es el podio para ese reconocimiento efímero pero necesario en la competencia.
Sin embargo, los organizadores de la mega carrera de los 21K Buenos Aires no permitieron que los atletas que compitieron en sillas de rueda pudieran ascender bajo la insólita excusa de no tener trofeos para ellos.
“No subimos al podio porque no había premiación en trofeo o copa. Solamente (recibimos) la medalla de la llegada”, explicó un molesto Castro a “Diálogos”.
“Uno, lo que quiere es sacarse la foto en el podio para que al menos la gente que nos ayuda vea los resultados”, agregó hasta con cierta prudencia.
Se trató indefectiblemente de discriminación, muy insólita e infantil, porque con unos pocos pesos o canje publicitario pudieron tener en cuenta lo que no es un simple detalle.
Está la conciencia en paz de quienes otra vez se vieron perjudicados. Que lo sucedido en la mañana porteña del domingo 6 de septiembre sirva de ejemplo para que no se repita.
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